El pensamiento del beato Romero que el Fmln olvida


"No puede haber verdadera liberación mientras no se libera el hombre del pecado… Debían de tenerlo en cuenta todos los grupos liberadores que surgen en nuestra Patria: que la primera liberación que tiene que propiciar una agrupación política que de veras quiere la liberación del pueblo, tiene que ser: liberarse él mismo de su propio pecado. Y mientras sea esclavo del pecado, del egoísmo, de la violencia, de la crueldad, del odio, no es apto para la liberación del pueblo…"
Monseñor Romero  
Homilía 02 marzo 1980


No nos parece extraño encontrar la figura del beato Romero en murales y pancartas del partido del gobierno. Verlo al lado del Che Guevara, Hugo Chávez o de Schafik Handal nos parece de lo más normal, como si de algún modo existiera un vínculo entre el religioso y las principales figuras de la izquierda latinoamericana. Cualquiera pensaría que la imagen de nuestro beato tiene afinidad con el Fmln, con su filosofía e historia. De hecho, en la mayoría de los mítines y marchas del Frente se enarbola la figura de Monseñor para, quizás, justificar su proyecto político bajo la figura de un hombre santo. Incluso, hasta el expresidente Mauricio Funes, actualmente investigado por corrupción y enriquecimiento ilícito, le llamó su "guía espiritual" y modelo a seguir.

Con el objetivo de conocer más sobre nuestro futuro santo y evidenciar esta manipulación que por años ha llevado el Frente en torno a su figura, me dediqué a recopilar algunas citas donde no sólo critica abiertamente las acciones de algunos grupos oligárquicos y represivos de derecha, sino también repudia las prácticas criminales de algunos otros de izquierda, grupos cuyos integrantes gobiernan actualmente El Salvador.

Para una lectura completa de sus reflexiones y homilías comparto el enlace http://romeroes.com así como los libros: Monseñor Romero: pasión por la iglesia de Santiago Mata y Pastor y mártir: biografía del beato Romero de Roberto Morozzo.

Entre las principales críticas de Romero hechas a los grupos de izquierda están los actos de terrorismo y secuestro, hechos que según él, no hacían más que aumentar la espiral de violencia que desembocaría poco después en una guerra civil. En enero de 1980 se expresó de la siguiente manera:

Homilía del 20 de enero de 1980
“A estas organizaciones populares y sobre todo a las de carácter militar y guerrillero, del signo que sean, les digo también: que cesen ya esos actos de violencia y terrorismo sin sentido, y que son provocadores de situaciones más violentas. Debemos recalcar también que cuando una ideología apela a la violencia, está reconociendo con eso su propia insuficiencia y debilidad (...) Pongamos también aquí el capítulo de los secuestros. También son hechos violentos que estorban el proceso pacífico del país (…) Por último, queridos hermanos, quiero hacer un llamamiento a todos los sectores del país para que evitemos el tener que llegar a una guerra civil y de todos modos logremos en nuestro país una auténtica justicia. Para ello es indispensable que todos estemos dispuestos a compartir con los demás lo que somos y tenemos; y participar, en la medida de nuestras posibilidades, a crear esa estructura económica-política, que de acuerdo con el plan de Dios, favorezca equitativamente a todos los salvadoreños”.



Dentro de estas denuncias encontramos también la quema de buses, la toma de templos y embajadas, y un esfuerzo considerable por desligar a la iglesia católica de cualquier bandera política o ideológica. El mártir fue enfático en deplorar cualquier acto extremo que afectara a personas inocentes, así como la violación de los derechos humanos por parte de todas las organizaciones armadas:

Homilía del 20 de mayo de 1979 
“Existen otros motivos de carácter popular y aún humanitario que deben moverlos a no ser intransigentes, sino más reflexivos para terminar con las quemas de los buses, tomas de templos y embajadas, etc. (…) El pueblo está molesto con las quemas de buses porque han sido nocivas para sus intereses. Las personas que el Bloque está reteniendo en las embajadas, necesitan gozar de su libertad y algunas de ellas restablecerse de la tensión que han vivido en estos días.
Hace falta que la Catedral y los demás templos ocupados, prosigan la labor pastoral en beneficio del pueblo.Continuar manteniendo las tomas y agitando el país nos parece desproporcionado a los objetivos que les falta por alcanzar. Queremos decirlo claramente: no lo aprobamos.  En cualquier sistema o coyuntura política, la Iglesia -repetimos- no se identifica con ninguna opción concreta política”.
En el plano ideológico, Romero fue contundente al rechazar el marxismo ateo, citando al mismo tiempo al Papa Pablo VI y su documento Octogésima Adveniens, publicado en 1971. En la siguiente homilía también rechaza el capitalismo salvaje, excluyendo ambas doctrinas del pensamiento y las acciones de un verdadero cristiano:

Homilía del 5 de marzo de 1978
“Vuelvo a leer al Papa Pablo VI, en el mismo documento Octogésima Adveniens: "El cristiano que quiere vivir su fe en una acción política concebida como servicio -eso es la política, un servicio, no una ganga, "la política concebida como servicio"- tampoco puede adherirse sin contradicción a sistemas ideológicos que se oponen radicalmente, o en los puntos sustanciales, a su fe y a su concepción del hombre". Y luego concreta en dos casos. Es el Papa que sigue hablando: "…ni a la ideología marxista, a su materialismo ateo, a su dialéctica de violencia, y a la manera como ella entiende la libertad individual dentro de la colectividad, negando al mismo tiempo toda trascendencia al hombre y a su historia personal y colectiva". Aquí está un resumen de la ideología marxista que no puede ser opción de un cristiano, porque un cristiano no puede aceptar el materialismo ateo, la dialéctica de la violencia ni concebir una libertad individual dentro de una colectividad como el marxismo la concibe ni negar la trascendencia del hombre y de la historia personal y colectiva… "Pero por otro lado -fíjense bien-, un cristiano tampoco puede optar por una ideología liberal que cree exaltar la libertad individual sustrayéndola a toda limitación, estimulándola con la búsqueda exclusiva del interés y del poder. Aquí quedan, pues, excluidas de la opción política de un cristiano, tanto del marxismo ateo como el liberalismo capitalista y egoísta (…). Y otra cosa, finalmente hermanos, no tratar de identificar a la Iglesia con sus ideologías. La Iglesia cumple su deber de orientar, como lo estoy haciendo ahora, pero ninguno de los que se sientan orientados por la Iglesia tiene el derecho de decir: soy aquí la Iglesia, mi agrupación y la Iglesia son una sola cosa. Eso es falso. La Iglesia mantiene su autonomía, su independencia sobre todo partido, sobre toda ideología”.
Romero reiteró su distanciamiento con cualquier ideología extremista. En lugar de ello, se enfocó en hacer un llamado a cambiar las raíces de los problemas que como salvadoreños hoy por hoy nos siguen afectando: violencia, pobreza, injusticia,  exclusión social, falta de oportunidades. Algunas citas, con un claro enfoque evangelizador, han sido sacadas de contexto en muchas camisetas y murales del partido de izquierda:

Homilía del 10 septiembre de 1978
"Les invito a leer en Orientación, la página de Solidaridad y vean allí la intención con que queremos estar unidos a todos estos sufrimientos. Y cuando se habla del peligro comunista, que francamente no lo podemos descuidar ante la situación de Nicaragua, yo quisiera recordarles también, queridos hermanos, que ciertamente, no somos marxistas, somos antimarxistas por principio de evangelio; pero queremos recordar también, que la verdadera lucha contra el marxismo consiste en eliminar las causas que engendran el marxismo. En cambiar el medio de cultivo en que éste se desarrolla. Es fácil clamar contra el marxismo y señalar marxismo en todas partes; y ciertamente el peligro de Nicaragua es grande, pero yo digo también hermanos, estos lodos son de aquellos polvos y a tiempo estamos tal vez de poner la medicina en la raíz: una sociedad más justa que no sea ambiente propicio para el marxismo es el mejor anti-marxismo".
Evidentemente, Romero tenía una opción preferencial por los pobres, se compadecía por los sectores más desfavorecidos, y guardaba simpatía con muchas de las peticiones que rubricaban las organizaciones sociales del momento como propuestas coherentes para un El Salvador más justo y libre, pero esto jamás significó que estuviera a favor del proyecto de las facciones más radicales que integrarían posteriormente el Fmln (muchos integrantes del actual gobierno), o que fuera un símbolo de “su revolución” como se ha plasmado en algunos monumentos, ni mucho menos un “mártir de lucha” como han tratado de promover durante las últimas décadas. El mensaje del beato Romero fue un claro llamado al diálogo, a la sensatez, al respeto a la vida desde su concepción, al amor a Dios, a la justicia social, y tanto uno como otro bando se hicieron de oídos sordos ante su llamado.




El Fmln, que por décadas ha manipulado su mensaje pastoral, utiliza su figura para sacar réditos políticos en contra de sus principales adversarios de derecha, destacando única y exclusivamente su martirio, relegando en un segundo plano su mensaje de paz, diálogo y reconciliación. La ultraderecha, por otra parte, señalada por la Comisión de la Verdad como autor intelectual y material del magnicidio de nuestro beato,  acusaba y sigue acusando, con odio visceral y profunda ignorancia, a nuestro beato de “cura guerrillero y marxista”.

No deja de sorprender, por eso, la radiografía que hiciera Monseñor de nuestra sociedad salvadoreña, tan violenta y polarizada, pocos días antes de ser asesinado, radiografía que sigue teniendo, tristemente, vigencia en nuestros días:

Homilía del 16 de marzo de 1980
“Cuánta falta nos hace aquí en El Salvador meditar un poquito esta parábola del hijo pródigo. Como parece irreconciliable la denuncia de la izquierda contra la derecha y el odio de la derecha contra la izquierda; y el que está en el medio dice: "La violencia venga de donde viniera, duro con los dos". Y así vivimos en grupos, polarizados, y quizá ni los del mismo grupo se aman porque no puede haber amor donde se parcializa tanto, hasta odiar al otro (…)Hace poco alguien me criticó como si yo quisiera unir en un solo sector las fuerzas populares con los grupos guerrilleros. Siempre mi mente está muy clara sobre la diferencia. A ellos, pues, y a quienes abogan por soluciones violentas, quiero llamarlos a la comprensión. Saber que nada violento puede ser duradero”.
Difícilmente vamos a encontrar estos pensamientos en murales, pancartas y afiches del Frente. Probablemente estas palabras, tan llenas de verdad, no coinciden con sus objetivos políticos ni con su memoria histórica parcializada. Un ejemplo de ello lo he visto en muchas camisetas del grupo Maíz: "Hay que cambiar de raíz todo el sistema", señala Monseñor, pero la cita completa tomada de su homilía del 25 de septiembre de 1977, desde la perspectiva del evangelio, reza de la siguiente manera: "Es necesario atender la voz de Dios y organizar una sociedad más justa según el corazón de Dios. TODO lo demás son parches. Los nombres de los asesinados irán cambiando, pero siempre habrá asesinados... La violencia seguirá cambiando de nombre, pero siempre habrá violencia si no se cambia la raíz de donde están brotando todas esas cosas horrorosas de nuestro ambiente".

Creo que conocer a Romero y vivir sus enseñanzas, lejos de dividirnos, nos debería acercar como sociedad salvadoreña. ¿Será que nos hace falta conocer más y profundizar sobre su verdadero legado y dejar de guiarnos por las ideas que unos y otros nos quieren imponer?


Sirvan estas palabras para comenzar esas lecturas.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Sí, pero los del frente lo ven como si guía para alcanzar la "victoria final", es su "simbolo de rebeldia"...

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