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Mostrando entradas de enero, 2017

Poemas catárticos

Textos sin ninguna intención artística. Pura catarsis, nada más. Corre Corre, amor mío, tan lejos hasta donde tu culpa te arrastre, tan lejos hasta donde tu orgullo te lo permita y puedas ocultarte del manto de la deshonra. Yo estaré aquí, en esta casa del reposo, contemplando tu entera desnudez y tu vergüenza, y viviendo en el hueco que dejas en el vacío de las horas  y del insomnio. Ve y habita otros cuerpos, otros alientos, otras razones y refúgiate en el olvido de otros besos, si es que esos besos llegan, si es que el olvido toma parte también contigo, porque la memoria es perra y la costumbre ruda, y la vida da justas cuentas de lo que a cada uno nos toca . Cansancio Estas grietas están cansadas de gritar el mismo grito cansadas del susurro del ahogo cansadas del cansancio mismo y de los bostezos de los transeúntes      que se quedan dormidos en las lápidas y cruces de esos sueños que algún día debieron ser      y n

Mi hijo tiene temor a iniciar los estudios

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Comparto el texto de la temática que compartí este día en el programa "Viva la Mañana". El temor al iniciar un proyecto o un trabajo , o en este caso, iniciar los estudios  es absolutamente normal en los niños y adolescentes, pues el futuro nos genera algún grado de  incertidumbre . "¿Qué clase de maestros tendré?" "¿Cómo serán mis compañeros?" "¿Con quiénes voy a tocar?". Todos sentimos ese “ nerviosismo ” por comenzar el primer día de clases, y como estudiantes, todos experimentamos ese estado de prudencia, de observación, de atención más allá de lo que acostumbramos normalmente. Esta incertidumbre se acentúa especialmente cuando uno es “nuevo” en una institución educativa. El pensar si se encontrará con compañeros con quiénes simpatizar, o no saber si se está a la altura de las exigencias de un nuevo colegio es parte de esa inseguridad. El experimentarla es absolutamente normal, hasta ciertos niveles tolerables, y puede que al

Charla con dos niños limpiaparabrisas

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Me topé con ellos en la avenida Olímpica, antes de llegar a la alameda Manuel Enrique Araujo. Se me acercaron para pedirme una moneda y yo aproveché para sacarles un poco de plática mientras esperaba a alguien. Viven en una comunidad que identificaron como la "Barrios", pero son originarios del puerto de La Libertad. El más pequeño estudia tercer grado. El chico de gorra no me dijo nada. A lo mejor pasa todo el día en el semáforo y no está inscrito en ninguna escuela. Tienen que reunir como mínimo $10.00 en una jornada que inicia a eso de las 8:00 a.m. y  no se pueden ir hasta lograrla. Casi siempre lo consiguen. "Hay gente que no da nada. Otra que sí y nos regalan cosas", me comenta el más pequeño, y le creo. El chico de gorra saca un teléfono y me muestra un par de vídeos que había hecho ese día en la calle. "Aquí está el muchacho que siempre nos molesta ", me dice, como si yo fuese algún policía. Es un joven más grande. El muchacho los persi