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Mostrando entradas de abril, 2007

Los Círculos

Antes que nada felicitar a Claudia Hernández por su trabajo y dedicación. Cosas como esa lo motivan a uno a esforzarce más y escribir mejor. Esta semana platicaba con la Coordinadora de la especialidad de Lenguaje y Literatura de la UPES y nos proponía a mí y a otros compañeros conformar un "Círculo Literario" dentro de la universidad. Le pregunté que cuál sería la dinámica a seguir y me respondió que leer, escribir textos, comentarlos, discutirlos, tratar algún tema literario en especial, cantar, etc. Lastimosamente no pudimos terminar la conversación y me quedé pensando en eso toda la noche. Lo que primero comprendí fue que un "Círculo Literario" es eso: un círculo. Un ambiente cerrado donde gravitan casi siempre las mismas ideas y opiniones y donde (en ocasiones inconscientemente, en otras no) de alguna forma se compite. No digo que compartir opiniones, leer, hablar de literatura sea malo, eso se puede hacer sin ningún problema con los amigos en el cafetín, en

Torre de Babel

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...vivían cincuenta cigarros...

Cátedra de Lingüística

Para los compañeros de la Cátedra: Bienvenidos . El comentario de Saussure está dos posts abajo. Aquí están los links prometidos: http://lamanchaenlapared.blogspot.com/2007/01/el-objeto-y-sus-palabras.html http:// www.sil.org/capacitar/sociolx/lenguadialecto.htm Disfrútenlos

Síndrome de Helga

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En las caricaturas se muestran los rasgos humanos "caricaturescamente" (valga la redundancia); y en eso radica el éxito de muchos dibujos animados en la actualidad: en ellos nos vemos a nosotros mismos o a otras personas con exageraciones, defectos y virtudes. Hay caricaturas interesantes. Aquí viene el caso de "Arnold" (sí, la serie animada de Nickelodeon) y específicamente me refiero al personaje de Helga Pataki. La agridulce rubia que ama con locura a Arnold, aunque a veces le sobren ganas de darle una bofetada para que él la tome en cuenta. Helga quiere, de alguna manera un tanto extraña, expresar sus más profundos y reprimidos sentimientos hacia el "cabeza de balón" que tanto admira e idolatra. ¿Cómo lo hace? Pues, poniéndole apodos, tratando de humillarlo en público, celándolo al extremo. Pero a Arnold (fino el tipo no?) no le importa, no le toma importancia a los "berrinchitos" de la niña de nueve años. Insisto, este es un caso interesante