Instituciones educativas privadas: martirio del docente y comercio de la educación



"Los estudiantes son clientes", me dijo Julio. Eso fue el año pasado en un colegio en las cercanías del monumento al Salvador del Mundo. Hacía dos horas que me habían contratado. Otros docentes también escuchaban, atentos, en una salita que servía para reuniones así. "Pero el cliente siempre tiene la razón", le dije. Él encogió los hombros y me respondió: "Esto es una empresa. De los estudiantes nos pagan".

Dos meses me bastaron para comprobar que la mayoría de instituciones educativas privadas visualizan el proceso educativo formal como un negocio. Solo dos meses para comprobar que ese y miles de centros educativos privados tienen como fin único matricular a jóvenes y retenerlos en sus aulas, cobrar mensualidades e implementos educativos onerosos a cambio, muchas veces, de un servicio limitado de recursos tecnológicos y administrativos.

Dentro de esta lógica empresarial, el docente ocupa el cargo de "maquilero", donde nadie es indispensable y cuya función única es tratar de enseñar, soportar y promover de grado al estudiante que se le asigne, sin importar si éste muestre un avance significativo en el aprendizaje o no. El maestro es el último eslabón, a quien se le responsabiliza del grado, donde se le exigen resultados a fin de mes so pena de no retribuirle su salario. A quien se le pide asistir en días feriados, a las fiestas, a las expos, sin recibir centavo a cambio. A quien se le solicita dar lo mejor de sí. Es en este mundillo donde uno se encuentra con situaciones verdaderamente absurdas: ingenieros civiles por directores, secretarias como jefes, compañeros electricistas, maestras retiradas, arquitectos sin empleo que decidieron sacar un curso pedagógico para sobrevivir dando clases.

Es en este ambiente irregular y de visiones torcidas donde la Educación se ve obligada a crecer. Donde se transmiten conocimientos, costumbres y valores que una institución no refleja. El educador (yo, sí, y muchos amigos míos) se ve obligado a remar a contracorriente con salarios que van desde los $150 a los $250 por turno. Acá, donde no habita reglamento que valga, el estudiante se siente con el derecho de hacer lo que le venga en gana porque su responsable paga una mensualidad. Aquí es donde se ve obligada a florecer la Educación, gracias al esfuerzo de los profesores, la mayoría noveles, solo para ganar algo más que un salario: experiencia. ¿Qué resultado nos espera entonces en el desarrollo del país? ¿Cómo se espera mejorar los niveles educativos con condiciones como estas? ¿Y qué del valor de los docentes cuando lo económico prima sobre lo espiritual, donde no hay herramientas ni una filosofía educativa?

Con panoramas desoladores como este la calidad de educación nacional está muy lejos de lo que el Ministerio de Educación espera. Y en la mayoría de instituciones privadas, por lo que se ve, está todavía a años luz .

Comentarios

Erick Rivera ha dicho que…
Sé a lo que te refieres, creo que entra en la norma jurídica que el MINED, o la Asamblea puedan regular el accionar de las instituciones privadas, más cuando se involucra algo tan vital para el desarrollo del país como lo es la educación. Así como queremos arreglar el Centro Histórico, los buseros, las medicinas, las listas electorales, etc, también debemos hacer algo enfáticamente para dignificar a la educación y a la docencia...
ya me animaste men, escribire un post cuidate, sigue iluminando
Nancy ha dicho que…
Te entiendo muy bien.
Es triste pero esa es la realidad.
Anónimo ha dicho que…
Tienes muhca razon, amigo
Hjalmar hernanez ha dicho que…
Creo que lo de matricular a diestra y siniestra y pasar de grado a medio mundo (a veces por chantajes de mareros o por el simple hecho de hacerle un "favor" a alguien) se esta dando en la escuela publica y a ritmo galopante.
Las instituciones privadas se fueron degenerando en los ochentas cuando se prostituyo la educación (desde la inicial hasta la universitaria)...
El MINED debe comenzar a ordenar desde adentro, supervisando a los maestros de las escuelas publicas, al tiempo que se van tomando medidas para supervisar a los privados.
Aunque hay ejemplos dignos en los privados tambien los hay (como bien expone el compañero octubre rojo) que son el tipico ejemplo de explotacion del hombre por el hombre.
La lucha tambien debe venir de los padres de familia que no exigen calidad sino QUE SUS HIJOS PASEN A TODA COSTA. Yo trabajo en el ramo publico y veo padres que se desentienden de sus hijos a tal grado de ignorar sus problemas y cuando ellos salen mal: vienen los reclamos exclusivamente contra el docente.
En el caso de nosotros los docentes debemos luchar por buscar auto formacion y no dejar que el tiempo pase en vano o malgastando nuestro tiempo en vanalidades.
¿Que vamos a hacer?

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