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El Seguro

Nunca había pasado consulta en el Seguro Social por mi propia cuenta, y después de la experiencia sólo tengo una cosa que decir: es aterrador. Llegué a las 6:45 de la mañana a la unidad médica. Me tomaron la temperatura a las 7:00, me dejaron la consulta a las 10:30 (de emergencia), me llamaron de la clínica "5" a la 1:00, pasé consulta a las 2:15 pm. Bonito el asunto. Esas horas de espera fueron una tortura: niños llorando desconsoladamente, viejitos que se arrastran por los pasillos sin sentido aparente más que matar el aburrimiento o llegar a una taza y aliviar los dolores, enfermeras riendo o platicando en medio de recetas y expedientes perdidos que jamás llegaron a las manos de un doctor, viginates lujuriosos con rifles lujuriosos, olores a orina, colcha, medicamentos vencidos... aaaggggrr!!! Sí, soy proletariado. Después de la consulta salí mucho más enfermo de lo que había llegado. La doctora apenas me miró a los ojos. Sufrí, no es necesario decir cuánto, no sé si hall...

Have you ever seen the rain?

Una canción que vale la pena disfrutar

1986

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Sandra fue siempre más alta que yo, aunque sólo me lleva medio mes. En esta foto estábamos viviendo en Mejicanos, y mi otra prima está en Estados Unidos, o Canadá, no sé muy bien. La cuestión es que de esos días no recuerdo nada. De los recuerdos más antiguos que tengo son de cuando tenía tres años y me constaba subir siempre a la cama. De esa camisa sí me acuerdo, aunque ya a los tres años no la usaba estaba siempre limpia en el estante de la ropa. Con mi otra prima convivimos bien poco, ella nos lleva un año, pero igual, la recuerdo como en la fotografía. Ella hacía que Sandra y yo hiciéramos las paces, nos prestáramos los juguetes y cosas así. Los brazos no sé de quiénes sean, quizá de nuestras madres, aunque tuvo que ser un domingo porque ellas siempre trabajaban y nos dejaban en la casa-mansión de los abuelos. No era exactamente su casa, era rentada, pero esa casa era grande y bonita. Yo me divertía jugando con los garrobos y las hormigas. Siempre me gustó (y me sigue gust...

Octubre 1991

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Ese día, después de la graduación de mi padre, tuvimos entrevista (y más que eso) con una sopa de gallina que mi madre tenía preparada desde la mañana. Montamos el viejo volkswagen blanco (Gerbee, para los amigos), nos acomodamos como pudimos y pasamos a dejar a mi tío Julio por su casa. No era que no lo quiesieramos llevar, al parecer había solicitado permiso en el trabajo y no podía quedarse por más tiempo. Mi abuelita vivió otros diez años después de esa foto. Mi tío chiquito anda por ahi, donde nadie lo encuentra. No recuerdo qué fue lo pasó en la tarde, pero tuvo que haber sido algo muy bueno. Ese fue uno de los días más gratos de mi infancia. P.D. El arbusto también se mira bonito.

De Piscuhas y otras cosas

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No voy a hablar sobre los días que encumbraba mi piscuchita y era feliz aquellas tardes de octubre con mis demás amiguitos de la colonia: NO!!!! Nunca me fui a un predio a "elevar" piscucha. Me subía un par de veces al techo y no le daba mucho hilo a la cosa por el miedo a que se me volara, y como "era" (jejejeje) un gran tacaño, no iba a andar comprándome otra para que se me volara de nuevo. El día que compré mi primer piscucha (como todo buen salvadoreño en una tienda de pasaje) era rosada y ni modo porque no habían más y sólo andaba la peseta que me sobró en el colegio. Esa piscucha sí que volaba bien. Creo que murió a manos del chino, como todos mis demás juguetes. Conseguí otras que no lograron funcionar como la primera y ahí sí, de plano, dejé de elevar. Pero como todo en esta vida tiene sus temporadas, también había días de capirucho, de trompo, de futbolito, de damas chinas, de chibolas, de gol saca gol, de pecado al aire, y miles de más etcéteras que no cab...

Uno de cronipio

Y después de ser cronopio y haber andado por diferentes vidas te das cuenta que eres (uno), y que la noche se siente todavía un poco más helada.

Insectos y papel

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Me recuerda a un soneto de Mario Zetino