Sobre el "Todos y todas" y el lenguaje inclusivo


Hace algunos meses, Alberto Quiñónez respondió a este artículo donde expongo mis opiniones sobre el uso del "Todos y todas" (el artículo de Alberto es este). 

En el texto, expresé algunas consideraciones sobre el uso indiscriminado de este desdoblamiento de género porque considero que, dependiendo del contexto y la intención, atenta contra la economía del lenguaje, o como diría Arturo Pérez Reverte: "obtener la máxima comunicación con el menor esfuerzo posible, no diciendo con cuatro palabras lo que puede resumirse en dos". 

Me explico:

Equivocadamente, "Todos y todas" tiende a utilizarse con la intención de visibilizar a las mujeres.  Lo que muchos no comprenden es que, en gramática, "género" y "sexo" no son necesariamente lo mismo. Masculino no responde a "macho" ni femenino a "hembra". En español, el género no marcado que utilizamos para englobar a los dos géneros es el masculino (no sexo, insisto). Ej.:"Hubo reunión de los docentes". Es decir, aquellos maestros mujeres, hombres y hasta quienes no desean definirse como tales, se congregaron con un determinado fin. En castellano, el género no marcado termina en "o", y no por esto nos estamos refiriendo al sexo masculino.

Muchas de las ideas de Quiñonez son completamente válidas y las comparto totalmente: la historicidad del lenguaje, el androcentrismo occidental (y por qué no decirlo, mundial), el valor político de los discursos (por aquí hay un material de van Dijk que no tiene desperdicio); pero también hay otras que me parecen un poco desacertados: el ímpetu histórico de "actualización" del lenguaje (el lenguaje lo vamos actualizando día con día), o decir que quienes sostienen que el "todos y todas" es una moda son unos imbéciles (no me parecen sanos ni éticos este tipo de calificativos).   

De hecho, la mayoría de su discurso radica en la necesidad de luchar por un lenguaje más inclusivo, en donde la mujer no se oculte en el androcentrismo de las palabras, pero yo no estoy en contra de esto, sino del inadecuado y desproporcionado uso del "todos y todas". Alberto menciona que se puede usar, que no es difícil hacerlo, pero no presenta ejemplos concretos ni pruebas de ello. 

En la expresión: "El mejor vecino es aquel que tiene wifi sin contraseña", a pesar de hablar en singular y usar el género no marcado, entendemos que nos referimos a todos los residentes, sean estos hombres, mujeres, adolescentes, ancianos y ancianas de esta época, las pasadas y las futuras. Este es el número no marcado donde el singular puede indicar el plural, otro mecanismo similar al del género no marcado. ¿Estamos siendo excluyentes al no especificar todos estos aspectos?

Nuestro idioma presenta ciertas dinámicas particulares que a lo mejor parezcan excluyentes para quienes no se detienen a reflexionar un poco sobre ello. Vale la pena analizar cómo los grupos de poder controlan el discurso, pero en otras manifestaciones más concretas, y no en el mal entendido "todos y todas".

De ser así, Quiñónez tendría que alterar este hermoso poema y hacer el desdoblamiento de género en cada verso, algo que sería una atrocidad

Abril sabe a lunas menguantes y a alambres de púas.
El periódico habla de precios y de guerras y de inviernos pasados.
La lluvia esgrime sus muñecas sangrantes.
Bien por la saliva de los ermitaños (y las ermitañas).
Bien por el labio superior de los tragantes (y las tragantas).
Bien por el pómulo de los motores.
Bien por el oído que habla de los muertos (y de las muertas).
Bien por ellos (y ellas).

No, no me malinterpreten. No estoy en contra del lenguaje inclusivo. Voces como "jueza", "ingeniera", "soldada" me parecen atinadas pues éstos eran roles que solían ser únicos para varones. Las mujeres deben ser nombradas, sí, pero en el caso del "todos y todas" ya lo están siendo, aunque algunos perciban lo contrario.

El artículo de Alberto, más que gramatical, aborda el asunto desde un enfoque de poder. Si bien es cierto, el lenguaje puede ser una herramienta de poder, está claro que las relaciones, que la realidad, supera al discurso.  La constitución de Venezuela está plagada de desdoblamiento de género, ¿es menos machista ahora Venezuela con estos cambios? ¿No corresponde hacerlo directamente desde las relaciones sociales?

Creo que es necesario conocer y comprender las dinámicas de nuestra lengua. Entiendo que nuestro idioma es cambiante y nos pertenece a los usuarios; pero esto no significa que vamos a promover y justificar discursos (a lo mejor bien intencionados) contraviniendo dinámicas válidas sólo porque a algunos les parezca así. 

De ser así, en su desconocimiento y mal uso, produciríamos textos como el siguiente:

“Dedico esta obra de manera muy especial a los maestros y maestras de mi país, y a todos y todas aquellos y aquellas que puedan leerla. Lo hago de esta manera ya que considero que los mismos y las mismas son los y las profesionales más meritorios y meritorias que tiene una nación, un pueblo y el mundo. Son ellos y ellas los padres y madres de las y los profesionales, agentes de cambio, forjadores y forjadoras de una sociedad y el mundo…”

Me da temor con sólo imaginarlo. ¿Nos dejaríamos enredar por algo así?

Comentarios

paralelo90 ha dicho que…
Me topé alguna vez un libro sobre educación de perros que, buscando ser inclusivo, en un capítulo se refería a la perrita y en el siguiente al perrito, alternándolo a lo largo de la obra. Creo que ha sido lo más novedoso que que hallado sobre el uso inclusivo del lenguaje en un libro (aunque no sea uno de literatura "seria")

Coincido contigo que el lenguaje deber ser inclusivo y con Alberto que que el lenguaje se usa como herramienta de poder.

Para mi gusto, el uso de la arroba o de la x como comodín para incluir los géneros me crea tropiezos mentales a la hora de leer un texto.

¿Será que los que abusan del desdoblamiento son los políticos en sus discursos? (Y uso políticos en sentido peyorativo). Quizá ahí es donde se visibiliza más el abuso del poder a través del lenguaje y quienes deben ser más inclusivos en sus acciones políticas más que en su lenguaje.

En lo que no estoy de acuerdo es elevar a categoría de lucha política y feminista un lapsus personal como el de "portavoza" Ya me parece ridículo.

Una idea loca: creo que avanzaríamos más si los políticos usaran alternadamente solo el género femenino en un discurso y el masculino en el siguiente. O en un párrafo se refieran solo a los hombres y en el otro a solo las mujeres, sin que esto afectara grandemente las ideas del discurso.

Mientras tanto, como experimento ¿Podríamos comenzar a usar cotidianamente lo femenino como género no marcado para englobar a los dos géneros? Ejemplo: mis compañeras, mis alumnas, mis tías. No lo sé.

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