Las contradicciones del alcalde Bukele
Foto tomada de elfaro.net
Nos hace falta examinar con lupa a quienes aspiran a un cargo público en nuestro país. Nos hace falta, aún más, conocer a profundidad a aquellas personas que optan por ganar un cargo político que requiera una mayor responsabilidad en nuestra sociedad. Los políticos, como servidores públicos, no están exentos a mostrarse realmente a través de los detalles, del contraste que existe entre sus discursos con sus acciones. En la mayoría de los casos, la teoría y la práctica no son congruentes, y es en las elecciones cuando tenemos la oportunidad de elegir a los candidatos más capaces, más probos, con mejores propuestas, y desechar a quienes sólo son parafernalia.
En este caso,
traigo a cuenta algunas de las contradicciones del político más mediático del
momento: el alcalde Nayib Bukele, quien se ha posicionado como uno de los mejores
presidenciables de la izquierda salvadoreña, un aliado del FMLN que se perfila
como el personaje más popular dentro del ruedo político salvadoreño. Sin
embargo, si ponemos atención a su recorrido como servidor público, nos daremos
cuenta que algunas de sus acciones contradicen lo que diariamente pronuncia en
sus redes sociales y conferencias de prensa.
Se autodenomina líder de la libertad de expresión
pero intimida y sabotea medios de comunicación
Uno espera algo
diferente de quien se hace llamar el “Líder de la Libertad de Expresión”. Dejando
de lado la vez que se le impidió a Gerardo Barón hacer uso de su derecho de respuesta en la radio de Nuevo Cuscatlán, y de la
vez que se le impidió el acceso a los medios durante una conferencia de prensa de la
alcaldía de San Salvador, me parece mucho más preocupante que sus principales
asesores promuevan mensajes de odio y de muerte contra periodistas en las diferentes
redes sociales. Por si esto fuera poco, parece más alarmante aún la campaña de sabotaje e intimidación que
ejecutó por meses contra los medios impresos de LGP y EDH. Acciones como estas me hicieron
recordar lo que sufrieron muchos medios y periodistas en la década de los 70 a
manos de los cuerpos represivos de ambos bandos. Es comprensible las
discrepancias ideológicas que puedan existir entre los partidos políticos y
medios de comunicación (como el partido Arena y el diario Colatino), pero
iniciar una encarnizada campaña para eliminar estos medios me parece una de las
acciones más antidemocráticas que hemos tenido desde las décadas del Conflicto Armado,
máxime viniendo de alguien que busca ser una nueva alternativa política para El
Salvador.
Si siendo alcalde,
Nayib Bukele sabotea, intimida y amenaza a quienes no piensan como él, ¿qué
podríamos esperar del alcalde en un cargo político de mayor jerarquía?
Dice ser respetuoso de la institucionalidad
del Estado pero intimida al Fiscal General y a otras instituciones, tal es el
caso de Secultura
Aún trato de
comprender la doble moral del alcalde Bukele al montar un show mediático amenazando al
actual fiscal Douglas Meléndez.
Generalmente, cuando alguien “no debe nada” no tiene motivos para generar un
escándalo de esas magnitudes.Lo que muy pocos saben, es que el edil ya tiene
antecedentes de este tipo de bravuconadas: hace unos años organizó un vapuleo virtual contra el periodista
Paolo Luers, promoviendo en sus cuentas fantasmas el
hashtag #PaoloLooser, algo que me parece extraño viniendo de un servidor público
tan popular como él (a ver: uno puede esperar este tipo de cosas en cualquier sujeto,
pero no de alguien que dice tener un nuevo estilo de hacer política).
Hace unos meses ocurrió
un altercado parecido con los trabajadores de Secultura: la alcaldía desplegó a varios
elementos del CAM para impedir que especialistas de la Secretaría realizaran
excavaciones en las plazas.
¿Cuál es la necesidad que tiene el alcalde de actuar de forma tan amenazante? ¿La
prepotencia e intimidación son parte de sus Nuevas Ideas?
Nuevas ideas, estrategias de siempre
He llegado a
sospechar que el alcalde tiene un problema llamado “delirio de persecución”.
Ante cualquier revelación, ante cualquier crítica a su gestión o fallo de
comunicación,los responsables son siempre el partido Arena, los “poderes
fácticos”, los medios de comunicación, incluso su propio partido político. Ante
cualquier adversidad, Bukele tiende a victimizarse. Lo peor de todo es que siempre
recurre a la especulación, a la burla y al sarcasmo cuando se le señala de algo
grave, en lugar de brindar una respuesta clara y seria (como lo haría un líder sensato
y responsable).
Independencia de ideas pero se aferra a
la bandera del FMLN
Hace unos meses,
Johnny Wrigth Sol y Juan Valiente dieron un paso al costado en su interés por
la reelección en sus diputaciones. El
edil capitalino los felicitó en un tuit. Sin embargo, fue el mismo Valiente quien
lo tildó, posteriormente, de “falto de dignidad” al no tener el coraje de abandonar las
filas del instituto político que le ha abierto las puertas para que se vaya.
Curiosamente, el mismo Bukele ha vociferado que “el FMLN es igual que Arena”.
¿Entonces? ¿Por qué no dar un paso al costado? ¿Espera que su partido lo expulse
para luego victimizarse?
Personalmente, no
espero mucho de un político que se vende como la solución a nuestros problemas
(a decir verdad, no espero mucho de ningún político), pero con incongruencias
como estas, con acusaciones como la que interpuso la
síndica Marchelli en la
FGR luego de ser agredida por el edil, ¿qué de nuevo podemos esperar de las
nuevas ideas? ¿Pretenderá pintar de celeste la catedral? ¿Se le ocurrirá
organizar una lluvia de manzanas en la zona rosa? ¿Arrojará snickers desde una
carroza para las fiestas agostinas? (Creo que esto último ya lo hizo).
No negaré el esfuerzo
de su gestión por hacer de San Salvador una ciudad mejor, pero viendo el
contraste entre lo que hace y lo que dice, entre lo que realmente es y lo que
intenta mostrar, me hace pensar que su
perfil de político es igual que el de los demás.
Creo
que la prepotencia, la violencia y la
manipulación no deberían ser parte de alguien que intenta cambiar el rumbo de nuestro
país. Ya hemos tenido gobernantes así antaño, y la verdad, no nos ha ido nada
bien. He aquí el objetivo de esta pequeña
reflexión: meditemos en los detalles de cada político en lugar de impresionarnos
por sus espectáculos. Descubramos a los líderes positivos que se muestran tal
cual son sin necesidad de victimizarse. Estamos
a tiempo para elegir a nuestros representantes, y nuestro país requiere de
gente competente, comprometida y seria, pero sobre todo, de gente auténtica,
que busque servir de la mejor manera a los ciudadanos en lugar de alcanzar a
toda costa sus objetivos de poder y vanagloria.
Comentarios