Los troles no abonan a la contienda política


Hace unos días publiqué un texto donde cuestioné el comportamiento del candidato a la alcaldía de San Salvador por el FMLN, y por ende, su proyecto político. Surgieron muchos comentarios encontrados, (y era de suponerse) pues no esperaba que mi opinión coincidiera con la de tantos. Lo que me pareció extraño fue que, a los pocos días, alguien intentara hackear mi cuenta de gmail, y días después, varias cuentas, entre ellas una denominada “Arena nunca más” comenzaran a agredirme en twitter. Al principio lo tomé con humor, y hasta me causó gracia (les di "Rt" a muchos), pero cuando lo pensé con mente fría, lo encontré preocupante.

Hasta donde sé, aparentemente muchas de estas cuentas están ligadas a los asesores de campaña del señor Bukele, y me extraña, de verdad, que alguien que divulgue “nuevas ideas” no las infunda en su mismo partido y seguidores. En mi texto solo expresé lo que opinaba de ese candidato, haciendo uso de mi derecho de libertad de expresión. ¿Por qué resulta eso escandaloso? Lo que me alarma son los índices de agresión cuando no se está alineado al pensamiento del actual gobierno. Veo peligrosas este tipo de acciones, vengan de donde vengan; y es triste que existan personas que, desde el anonimato, difundan odio y ataquen a cualquiera que no coincida con su ideología política. Sencillamente, si queremos debate y compartir ideas para una mejor cultura democrática, con un ejército de troles no se vale. Si alguien no coincide con el pensamiento de alguien más, lo más ético y responsable sería expresarse con nombre y apellido, y no esconderse en el anonimato y cuentas falsas. A mí no me afectan en lo más mínimo, pero en la comunidad virtual generan tensión, desinformación, intolerancia, y eso, a su vez, genera un mayor caos en el clima político y social de nuestro país (como si no tuviéramos suficiente con la violencia social en la que vivimos). 

Al menos yo, cuando leo un comentario que no comparto, lo ignoro; o si me parece interesante, lo cuestiono y trato de solicitar más argumentos al autor, siempre de forma razonable y respetuosa. Hago lo que cualquier persona sensata haría.

En el libro "Defensa apasionada del idioma español" Álex Grijelmo cita a Fernando Savater cuando dice: "Hablamos, pero no conversamos. La conversación no consiste en ladrarse órdenes o amenazas. Conversar es un acto de inteligencia, de humor, de buenos argumentos". Lo mismo podrían hacer estas personas que se dedican a la campaña sucia: llevar a cabo un acto de inteligencia. Es más, a estas personas le voy a dar una nueva idea de verdad: salgan de las sombras, dejen de hackear cuentas y exprésense con sus nombres y apellidos. Les aseguro que sus palabras hasta podrían tener un mayor peso para la gente que quiere construir un mejor país (y no hablo necesariamente de políticos). Mucha gente, en el pasado, murió para alcanzar este tipo de libertades. ¿Por qué desaprovecharlas entonces? 


Posdata necesaria: expresé mi pensamiento sobre el señor Bukele tomando en cuenta sus acciones como político. No lo conozco como persona. Sé que ha ayudado a mucha gente en Nuevo Cuscatlán, y eso me alegra. No he emitido opinión sobre los demás candidatos porque siento que no han entrado verdaderamente en la contienda política. Ojalá lo hagan pronto y se muestren también en un debate de mucha altura.

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