Lo que algunos políticos no deberían olvidar





Candidato a diputado y alcalde: enlisto una serie de recomendaciones esperando que usted y su equipo de campaña las tomen en cuenta. No las olvide, por favor. Han sido escritas esperando brindar un poco de claridad y contexto a la contienda política que se avecina. Probablemente usted ya las ha escuchado antes; por eso, son solo una serie de recordatorios que espero le sirvan, y nos sirvan a nosotros también, como electores. 


  • Algunos políticos olvidan que las elecciones no se ganan con el voto duro. Ese voto es inamovible. Por eso, está de más dirigir la campaña política a este público. El voto duro es el motor que hace que la maquinaria propagandística funciones desde la cotidianidad, y solo puede alentársele siendo responsable, brindando buenos argumentos y llevando a cabo acciones que convenzan de la capacidad de sus aspirantes. 
  • Su campaña debería ir dirigida a personas que no son de ningún partido político, es decir, votos indecisos. A esa gente se le tiene que convencer de que su proyecto es mejor que el del contrincante, y para eso, el mensaje debe ser más claro, objetivo y directo. A esta gente no le interesan los colores partidarios. A esta gente es a la que hay que convencer. Esta gente hace la diferencia a la hora de los resultados finales. 
  • El ciudadano quiere ver cómo le va a solucionar sus problemas. La gente demanda soluciones inmediatas a sus dificultades más urgentes. ¿Qué hace el alcalde X para arreglarlo?, ¿qué hace el candidato X que aspira a ganar esa alcaldía o escaño legislativo? La mejor campaña que puede hacer son los resultados, las acciones, los hechos, las obras conclusas. La gente quiere ver cambios concretos, ya no palabras. 
  • La gente espera una campaña de altura. Los ciudadanos merecen no solo spots llamativos y canciones pegajosas, sino un verdadero debate entre contendientes. ¿Por qué no hacerlo? Necesitamos conocer sus planes de gobierno, su equipo de trabajo, sus proyectos, sus modos para ejecutarlos. Un debate prueba el carácter de todo candidato. Un debate promovería la cultura democrática y participativa que nuestro país tanto necesita.
  • Ya no es con banderines ni canciones partidarias que va a persuadir al salvadoreño promedio, sino con actitudes sensatas y democráticas, más propositivas y menos confrontativas. La gente está cansada de campañas de señalamientos (la sociedad, en sí, está fatigada de actitudes parecidas). Los políticos también educan. Eduquemos, pues, con cordialidad y sabiduría. La fuerza no solo está en el grito de guerra, sino en la verdad de las palabras. 
  • La juventud es muy importante. Quien sepa mover a los jóvenes, el sector más vulnerable y en este momento el más apático hacia la política en el país, tendrá media victoria en la bolsa. 
  • La gente quiere ver políticos auténticos. La gente necesita modelos de concertación y emprendedurismo que no solo se vean en los momentos de la campaña política, sino que los tengan al alcance, siempre, en todo momento. Hace falta ese alcalde en las calles, esa diputada en las colonias, más políticos compartiendo en y con la comunidad, trabajando hombro a hombro, por sus necesidades. 
  • Hoy más que nunca, cuando la situación en el país parece llegar al límite, el ciudadano común necesita gente que le inspire, gente que genere confianza. Hoy por hoy, necesitamos esperanza. Solo quien abra su corazón a los valores de un verdadero líder y el temor a Dios, podrá infundir esa fe (esa fuerza que nos mueva) que necesitamos para que todo El Salvador cambie y salga adelante.  

Espero le sirvan estas palabras. Uno siempre cosecha lo que siembra.
Atentamente.

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