Horacio Castellanos Moya en el CCESV

Al menos de forma virtual, Horacio estuvo presente para platicar y responder preguntas, sobre todo de gente joven que ha leído la mayoría de sus textos. A mi me bastaba con verlo en persona. Solo verlo. Quizá a media distancia. No digo conocerlo porque para eso estan sus libros, sino para realmente saber si era así como uno se lo imagina. Y resultó ser un tipo simpático, de buen humor, que dijo cosas interesantes, como que "Cada escritor construye su propio camino" y "El ejercicio de reflexión debe practicarse siempre", entre muchas otras.

En el CCESV: la noche tuvo casi un centenar de asistentes y a cada quién se les proporcionó un ejemplar de cada edición.

En cuanto a las respuestas que me dio, puedo decir que ya tengo a la mano El Trópico de Cáncer, que me hacía falta leer y le había hecho el ojo pacho hasta la fecha. Disfruto también sus Breves palabras impúdicas, lo mismo que Agua inhóspota, de Vladimir. Una gran noche para ambos.

Vladimir, munutos antes de leer sus textos.

Insisto (como lo expresé aquí), creo que para conocer bien a un escritor no hace falta leer sólo la más controversial de sus obras. Muchos de los que ahí estaban únicamente habían leído El Asco, y eso es muy poco para poder juzgar el trabajo de un escritor, y mucho menos su personalidad.

Horacio, desde Pittsburg. Con cara de muerto, parecía que se estaba congelando.

Con seguridad, en la próxima visita espero tomar mejores fotografías y platicar más con los participantes. Está de más agradecer al CCESV y a Miguel Huezo Mixco por tan buena iniciativa editorial. Esperamos que la colección aumente. Fue una noche encantadora.