El hombre de negocios y el Principito

- Tres y dos son cinco. Cinco y siete, doce. Doce y tres, quince (...) ¡Uf! Da un total de quinientos un millones seiscientos veintidós mil setecientos treinta y uno.

- ¿Quinientos millones de qué?

-¡He! ¿Estás siempre ahí? Quinientos millones de... Ya no sé... ¡Tengo tanto trabajo! Yo soy serio, no me divierto con tonterías. Dos y cinco, siete. (...)

- ¿Millones de qué?

- ¡Estrellas!

- ¿Y qué haces tú con quinientos millones de estrellas?

- Nada. Las poseo.

- ¿Para qué te sirve poseer las estrellas?

- Me sirve para ser rico.

- ¿Y para qué te sirve ser rico?

- Para comprar otras estrellas, si alguien las encuentra (...)

- Yo- dijo el principito- poseo una flor que riego todos los días. Poseo tres volcanes que deshollino todas las semanas. Pues deshollino también el que está extinguido. No se sabe nunca. Es útil para mis volcanes y es útil para mi flor que yo las posea. Pero tú no eres útil para las estrellas.

El hombre de nogocios abrió la boca para decir algo pero no encontró respuesta y el principito se fue.
XIII
El Principito
Antoine de Saint-Exupéry

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