¿El Peronismo? Algo inverosimil. Nadie

se acuerda de la quema de las iglesias, ni del asesinato de Juan Duarte, ejecutado por orden de Perón. Yo no puedo hablar con imparcialidad; mi madre, mi hermana y mi sobrino estuvieron en la cárcel. A mí me echaron de un puesto mínimo que ocupaba en una biblioteca de las afueras. Un detective me seguía a todos lados. Al Final, nos hicimos amigos y él me dijo: "Disculparme, Borges, pero tengo que ganarme la vida". Entonces, para consolarlo, le conté que mi padre había conocido a un viejo soldado, degollador de oficio- un buen hombre que cumplía con su deber-, y procedía siempre de la misma manera. Los prisioneros estaban sentados en el suelo con las manos atadas a la espalda. el degollador se les acercaba, les daba una palmadita en el hombro y les decía: "Animo, amigo, más sufren las mujeres cuando paren". Luego los degollaba rápidamente, de un sólo tajo. Parece que era indoloro...

Borges, el palabrista.

Esteban Piecovich

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