Doblemente jodido y la calamina se agotó

He tenido cinco heróicos días de lucha contra el virus varicela-zoster, un virus de la familia de los herpesvirus que también es el causante del herpes zoster. No diré que han sido días de gloria para mi Ocubre Rojo Infernal, pero algo de buenas recetas de cocina, agua de ciprés, achiote y purulencias y escozores en lugares muy imaginables de mi cuerpo, han hecho de mi un hombre nuevo.

He visto en mí al verdadero Reptador. Luché contra mis pesadillas y temores. Ahora podré decir que Ricardo no es quien redacta estas lineas ahora, sino algo que va más allá de simple ser terreste, de la carne corrupta y mohosa que inspira compasión al verle.

Simplemente, al ver mi cuerpo llagoso y podrido, pensé:

-¡Por el demonio rígido de Tarzán!
Y pude ver lo infeliz que era, que fui y volveré a ser en las ocaciones que me lo permita exclusivamente de manera decente.

Es decir, ¿qué rayos hago?, ¿que rayos hago haciendo lo que hago? Me impora un pito lo que piensen, la verdad. No es cuestión de clarividencia, simplemente es ego, eso tan preciado que llamamos ego, bendito ego. Todos lo necesitamos de vez en cuando, especialmente para morir. ¿Quién no muere con ego? Imagino estúpida una muerte asi. El ego carcome mis entrañas y sale así, por mis arrugas y purulencias. Es bonito ver cómo sanan. Cómo se inflan y se consumen ellas solitas.
Cómanme si?,
se los ruego.