De Piscuhas y otras cosas


No voy a hablar sobre los días que encumbraba mi piscuchita y era feliz aquellas tardes de octubre con mis demás amiguitos de la colonia: NO!!!!

Nunca me fui a un predio a "elevar" piscucha. Me subía un par de veces al techo y no le daba mucho hilo a la cosa por el miedo a que se me volara, y como "era" (jejejeje) un gran tacaño, no iba a andar comprándome otra para que se me volara de nuevo.
El día que compré mi primer piscucha (como todo buen salvadoreño en una tienda de pasaje) era rosada y ni modo porque no habían más y sólo andaba la peseta que me sobró en el colegio.
Esa piscucha sí que volaba bien. Creo que murió a manos del chino, como todos mis demás juguetes. Conseguí otras que no lograron funcionar como la primera y ahí sí, de plano, dejé de elevar.
Pero como todo en esta vida tiene sus temporadas, también había días de capirucho, de trompo, de futbolito, de damas chinas, de chibolas, de gol saca gol, de pecado al aire, y miles de más etcéteras que no cabrían en este post, y que sin embargo existen.
Con el tiempo uno se da cuenta que todas esas cosas eran uno y uno ellas y que no hay que olvidarlas ni meterlas en un baúl desvencijado, que hay que traerlas de nuevo cuando una pueda (en mi caso cuando me queda tiempo).
La piscucha es un símbolo nacional, y si no lo es ya, sí lo es para un mes como este.

Comentarios

Wendy Aparicio ha dicho que…
Apoyo la moción.
No hay nada como elevar con éxito la primera piscucha. Igualmente, nada se compara a la mágica alegría infantil, que proporcionaban los juegos simples; sin mayor ciencia, pero extremadamente entretenidos.

¡Ahhh... ser niño!
¡Ahhh... las piscuchas!
¡Ahhh... los sueños que nunca mueren!

¡Ahhh... Octubre!

Shalom.
René ha dicho que…
anoche soñé que le estaba enseñando a una amiga a volar una piscucha, creo que me impactó el hecho de que un amigo nuestro nunca pudo encumbrar una, según cuenta.
Ricardo Hernández Pereira ha dicho que…
Pues sí, si pude, sólo que no tan alto

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