Más allá del Festival del #BuenVivir
Entiendo al presidente
cuando hace un llamado a ser optimistas, su interés por trabajar juntos, su afán por ayudar a estas comunidades con donativos
médicos y agrícolas, pero lo que no me queda claro es su concepto de Buen Vivir. Lo logrado por el ejecutivo
ha sido importante, pero considero que se ha dejado de lado lo importante y a la vez lo urgente. La seguridad del país es
importante y urgente. Al menos yo, estoy cansado de vivir con miedo. Me cansa
ver a mi gente vivir con miedo. Me estremece encontrar comunidades controladas
por pandillas, saber que hay colonias donde se
prohíbe la entrega de recibos de servicios básicos, lugares donde, incluso,
se les ordena a las mujeres cambiarse
el “look” .
Buen Vivir, para mí, es
vivir con la seguridad de poder desplazarme a cualquier colonia sin temor a ser
interrogado o asesinado. Buen Vivir es poder iniciar un negocio con la certeza
de no ser extorsionado ni amenazado de muerte. Un Buen Vivir es contar con
instituciones de seguridad más confiables y fuertes. Buen Vivir no es solo
entregar computadoras a los niños, sino procurar que esos niños, esos
adolescentes, estén seguros y no sean obligados a integrarse a la pandilla.
Felicito al señor presidente por
llevar estos festivales a cabo, pues sé que busca propiciar espacios para la convivencia
en las familias salvadoreñas, pero una vez finalizado el acto, todo vuelve a la
realidad, y el control del barrio vuelve a tomarlo la pandilla.
He leído el Plan
El Salvador Seguro y he analizado cada uno de sus ejes. Tengo grandes
expectativas para que todo eso se cumpla. Esperaría que dentro de un año, el
negocio que está frente a mi colonia deje de ser extorsionado, que el señor que
vende pan pueda volver a venderlo aquí, sin temor a ser asesinado porque viene
de otra parte. Esperaría que mis estudiantes dejaran de desertar del instituto
porque los amenaza la mara de esa zona. Me encantaría que todo eso se
materializara y nuestros líderes actuaran con más contundencia contra estas
estructuras de terror. No basta con robustecer la presencia del estado en los
barrios y colonias, sino cortar, de tajo, todo el accionar e influencia de estas
organizaciones criminales. Sé que no será fácil, y que se necesitará del apoyo
de la empresa privada, ONG, y la ciudadanía en general, pero el ejecutivo
debería comenzar por tener un rol más protagónico y mantener una postura más
firme contra los delincuentes. Solo así lograríamos tener un verdadero Buen Vivir, más allá de festivales y donativos de momento. Un país que deje de vivir
bajo la sombra del miedo y dé paso a una sociedad más justa, con más oportunidades y con una verdadera paz. A eso le llamaría yo un verdadero #BuenVivir. ¿Podrá hacerse realidad en
el país?
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