Hoy casi me rompo la cara con tres tipos. Dos de ellos me pidieron disculpas, pero el tercero estaba a punto de hacerme explotar. Soy un tipo de paz, incluso puedo llegar a ser razonable algunas veces. El problema es que soy de esos tipos que no se mete con nadie, (ni con las hormigas) pero cuando se meten conmigo puedo estallar y no medir las consecuencias de mis acciones. Afortunadamente la cosa de hoy no pasó a más. O al menos quedó en stand by. Eso me llevó a reflexionar sobre las razones que necesita uno para propinar una golpiza. No quería pelear, pero me vi en la necesidad reaccionar de una forma bastante desagradable. Ya he hablado de pleitos antiguos en este blog. Creo que pelear es una forma tonta de solucionar un problema, pero hay situaciones que ameritan actuar de una forma más o menos brusca. Por eso, aquí expongo las dos razones que creo que se encesitan para propinar una agradable golpiza a alguien: 1. Cuando te joden y joden y no te dejan de joder Generalmente nos p...