No vengas a visitarme
No vengas a buscarme Por favor, no lo hagas Romperías el equilibrio de esta casa Que se sostiene de una pluma sobre el lago de mis demonios Se hundiría irremediablemente Entre el líquido de los muertos Un líquido lleno de deseos y sonrisas agridulces Uno lleno de piel y pestañas largas Con olor a pan y legumbres podridas del refrigerador Por eso, por favor, no vengas aquí Realmente no es tan necesario Uno debe aprender a morir solo Y a coser su boca con alambre de púas Con púas de piel de cebra Con filos como labios de niños. No vengas porque ya me acostumbré a no verte Y no te lo digo como un reproche Esto es todo, menos eso Te lo digo como un lamento del estómago Como un quejido de sueño Te lo digo porque ya memoricé todas las arrugas de mi cama Todas las grietas de mi techo Todas las erupciones de mi piel Con todo y sus escalofríos. Solo no te sientas obligada a visitarme Yo entenderé, como siempre Que allá afuera hay un mundo qué salvar y cuentas qué pagar...