¿Qué se nos olvidó a los docentes?
¿Qué se nos olvidó a los docentes? L o mismo me pregunté, y esto me respondí: Esto es pura vocación No puedo imaginarme a un arquitecto sin inteligencia espacial. Mucho menos a un paracaidista que le tenga miedo a las alturas. Así me cuesta imaginarme a un docente que carezca de una paciencia descomunal, que no sienta orgullo por lo que hace y que no dimensione lo trascendental de su labor. Un docente con vocación disfruta lo que hace, porque entiende que puede influir en el destino de muchas personas, incluso en el devenir histórico de un país. Es un asunto delicado. Uno trata de ser modelo de responsabilidad y civismo. En pocas palabras, una persona decente. Aunque esto implique tener al profe como un mito que se le exige santidad. En esto no comulgo, porque somos personas que cometemos errores. Pero sí va la cosa aquí. Paciencia Paciente no es sinónimo de tolerancia o flojera. Uno asume el reto de ser un paciente dentro y fuera del aula con situaciones que están fuera de su con...