Mono (S XIX)
Después de caminar un rato nos detuvimos. La calle estaba sola. Hablabamos del rumbo más corto que deberíamos seguir para regresar a casa pues la tarde se comenzaba a poner. Entonces lo vi. Como a cuatro cuadras del lugar. Parecía edificio viejo. Estaba sentado, nada más con la cara hacia el oeste, como meditando. La melena le caí sobre un costado. La poca gente que lo vió ni se inmutó. Tomaron la precaución más leve: retirarse en silencio. Nada de pánico ni descontrol . En cuanto a mí, ver esa imagen me aterró descomunalmente. Tengo un problema en mi pierna izquierda que me impide caminar bien. Se lo hice saber a Josué pero igual no se inmutó. Siguió platicando con un amigo que acabábamos de encontrar. No comprendían mi terror. Me despedí levemente alterado y comencé a deslizarme hacia el este, con evidente prisa. No había avanzado ni veinte metros cuando me asaltó el deseo por regresar. Debía regresar. Por los dos. Inicié mi retorno dificultoso. Cogeaba con ahínco, con la esperanz...