Vida, pasión y muerte del antihombre (fragmento) Con un afán de árboles Ella desenterró sus muertos para esta vida en que culminan Diez millones de vidas, Crucificó su cuerpo en la corte de todos los caminos para mí Alzado y sin fronteras Y nutrió mis raíces en el hueco de una vieja nostalgia de ojos Madrugados. Y fui yo solo entonces a taladrar mi brecha, Prolongando un dolor que me llegaba nadie sabe de dónde, A llenar mi destino de ser apenas un jalón en el sueño, A pulir mi diamante, a descubrir mi pozo, A levantar muy alto unas cuantas banderas de alegría. Un niño triste a veces se me asoma a los ojos, Pálido niño pálido de silencio y de anhelo. A veces también lloro por mi frustrada ancianidad, Grito sobre mi muerte lejana y prematura, Sumergido en angustia, Como quien hunde la cabeza en una almohada Para que nadie vea sus latentes racimos de tristeza. Pobrecito poeta que era yo, burgués y bueno Espermatozoide de abogado sin clientela Ah, corazón en llamas, desplazado, derruido, ...