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Los mejores libros de 2024

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Me encantaría compartir algunas lecturas que disfruté durante este 2024, y que supusieron para mí, un aporte significativo para la literatura salvadoreña. Este es sólo el comentario de un lector acucioso, y nace del deseo de recomendar algunas apuestas editoriales (y porque fueron libros que sencillamente me gustaron). Los autores son salvadoreños/as y no tomé en cuenta reedición alguna. Desde luego, me quedé corto con muchas más publicaciones. No pude conseguirlas todas y no me alcanzaron las noches para leerlas. Sin embargo, si alguien desea recomendar más títulos, siéntanse en la libertad de mencionarlos en los comentarios.  Caminata sobre el fuego , de Claudia Denise Navas ( Ojo de Cuervo ) Me gustó mucho más que Criaturas de polvo y sal (Ojo de Cuervo, 2021) porque siento que es un libro más entrañable, con historias de añoranza, con espacios cotidianos que también se vuelven, en cierto punto de la historia, otros personajes. Aquí hay memoria familiar y lugares de la infancia...

De gatos y posesiones

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Hace unas semanas, supimos que un gato vivía en nuestra nueva casa. La primera vez que lo vimos, estaba en el muro de ladrillo rojo del vecino, midiéndonos con sus enormes ojos claros, como lo que seguramente somos para él: dos intrusos instalados en su pequeño castillo. La señora de la tienda, al preguntarle sobre el animal, nos puso al corriente del asunto. Nos dijo que los antiguos inquilinos habían dejado a su suerte al animal, y que el gatito se la había pasado semanas vagando por el vecindario, comiendo desperdicios, robando comida, hasta que al final cedió a los cuidados de doña Miriam, la dueña de la tienda en cuestión.  Nino  pesó menos de 3 kilos y presentó, como es de suponer, un cuadro de desnutrición severa. El gato no tiene residencia fija. Lo hemos visto en las gradas de otras casas y nos hemos cruzado con él en la calle, cuando sacamos a pasear a Capi . Duerme y come donde se lo permiten. Lo hemos visto durmiendo en la capota de algunos carros y saltando en otr...

Sobre Los lugares que abandonamos

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          Pintura de David H P           Ayer participé de la premiación de la Cuarta Edición del Premio Nacional de Literatura de la Universidad de El Salvador. El material Los lugares que abandonamos , que llevaba trabajándose un par de años, ganó  en la rama de cuento . Comparto el discurso que leí durante la premiación. Espero que a mediados de 2024 pueda tener esta publicación en mis manos. Ciudad Universitaria, viernes 08 de diciembre de 2023   Intento sobrevivir escribiendo en medio de un mar de evaluaciones que no van a calificarse solas. Eso sí, trato de ponerle empeño a cada proyecto. Intento ser, como decía Julio Ramón Ribeyro, fiel a mí mismo en el intento por producir algo que me satisfaga. Por eso creo que escribir es algo así como cortar rocas: es una cuestión de sensibilidad y paciencia. Si uno hace demasiada fuerza, se puede arruinar todo. Hay que saber golpear en el lugar indicado, y para e...

Cosmogénesis del lector o el viaje en paracaídas

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La vida es un viaje en paracaídas y no lo que tú quieres creer Vicente Huidobro           Una estudiante se me acercó hace unos meses y me preguntó por qué leía tanto. Me preguntó si no me aburría leer demasiados libros, y que cómo hacía yo para no dormirme. Le dije que me apasiona leer, quizás tanto como a otros los videojuegos, la música o el fútbol. Para mí, leer es una forma de acercarme a lo que me asombra, a lo que me divierte, a lo que me hace sentir cosas. El hecho se repitió un par de veces más ese mismo mes, a través de otros chicos, y eso me hizo pensar en el significado que adquiere la lectura en estos jóvenes: para ellos, leer es un acto de aburrimiento.            Eso me empujó a meditar sobre mi cosmogénesis de lector, y a realizar una autoexploración sobre este proceso, sobre la genealogía de mis lecturas, y cómo ellas llegaron a determinar, quizás, mi estilo y la forma de ver y entender la literatura. Pi...

Sobre proyectos y proyecciones

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  Hace un par de meses, Josué R Álvarez escribió esta reseña sobre mi primer libro de cuentos. Me tomó por sorpresa porque uno nunca espera que hagan reseña de sus proyectos, y menos que el reseñista sea un escritor de otro país. Me resultó conmovedor leerla porque, por lo general, los lectores exigentes encuentran siempre detalles, signos, o situaciones dentro de las historias que uno, como narrador, no tiene conciencia plena al momento de armarlas. En este caso, varios de esos relatos conectaron muy fuerte con Josué. También Walter Meléndez, quien vive en Estados Unidos, escribió esta otra entrada que igualmente agradezco, porque rescata lo que intento hacer día a día en este oficio de ficcionar: ser honesto con lo que escribo. Ambos comentarios me hicieron pensar en cómo fue concebido el proyecto Soft Machine , y en el recorrido que tuvieron que pasar varios de estos textos para que se transformaran en un pequeño libro de historias cortas. Muchos de ellos no tenían patas ni...

Nuevas rutas

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     En enero cambié de trabajo, y viajar a este nuevo lugar, implica recorrer un nuevo camino. Transitar una nueva ruta conlleva tener que conocerla, ir descubriéndola día con día, familiarizarse con ella, con sus baches, con los túmulos, aprenderse los atajos, las rutas alternas, memorizarse las vueltas legales y prohibidas. Haber cambiado de trabajo me ha permitido descubrir un nuevo camino , y mientras más lo hago, más aprendo de mí mismo. Me gusta ese juego . Me gusta pensar que este nuevo año trae consigo nuevas rutas de aprendizaje, nuevos baches, nuevas calles alternas hacia un sólo destino, nuevas personas, nuevos retos.  Deseo un buen año.

Rapsodia 92

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Cuento ganador del XV Certamen Literario Conmemorativo a los Mártires de la UCA 2022 publicado en El Escarabajo.   A la memoria de Gilberto Ramírez                          Lo que querría es salvarlo todo, lo que ha existido alrededor suyo, salvar su circunstancia. Annie Ernaux Mi abuelo murió con los ojos abiertos. Al menos eso fue lo que escuché al día siguiente, cuando nos trasladamos a la funeraria. Mi mamá me vistió con un jean negro y una camisa de igual color que tenía la figura de un venado mirando hacia la derecha, y una vez en el lugar, alguien me contó lo sucedido: el viejo había pasado las tres últimas noches sin pegar un ojo porque temía no volver a despertar. Me gusta pensar que mi abuelo se murió cuando se le dio la gana. Me gusta pensarlo un hombre terco. Supongo también que tendría mucho miedo, como cualquiera que tiene la certeza de que le queda muy poco tiempo por vivir. En la flor de mi memoria, de...