Terremoto
Se cumplen hoy seis años desde el segundo terremoto que sufrió El Salvador en el 2001. Recuerdo que ese día no estaba en mi casa sino en el colegio recibiendo deporte. Las láminas del gimnasio comenzaron a tronar, se puso feo, y como ya habíamos hecho simulacros de evacuación los alumnos comenzaron a desalojar el edificio. Para mí mejor. Recuerdo que perdimos clases. Los padres de familia se pusieron como locos y comenzaron las llamadas, el congestionamiento en las calles y todo el teatrito. Yo salí con mi uniforme deportivo y abordé la 46-c directo a mi casita. Pasé esa tarde tan rico mirando la televisión, así como el ataque a las torres gemelas, en el sofá viéndolo por el canal doce. De veras que uno se alegra cuando pasan cosas así y se pierde clase, NO debería ser así, pero así es. A mi me tocó en el colegio, a otros en en el trabajo, en la cama, en el bus, el baño, en el trono y no sé adónde les ocurrió a ustedes. Las líneas telefónicas se bloquearon totalmente y sólo una que otra radio trabajaba con la mensajería. Ni modo, son cosas que pasan y uno solo tiene tres opciones: llorar, ponerse histérico o disfrutarlo. No sé si pereceré cruel. Está en mi natualeza serlo. Qué más se puede hacer. Lo bueno es que ese día no hubo mucho lamento. Fue un "terremotío". De ahí no pasó a más.
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