Historia de los imbéciles
1. El señorito
"No hay libros morales ni inmorales. Los libros están bien o mal escritos. Sencillamente".Oscar Wild.
Cuando llegue a la universidad, el señorito aspira ser un alumno destacado, adornar la sala con medallas, diplomas, un título (como garantía de su lucha por dejar de ser él). Pero un imbécil nace y muere imbécil, y eso solo es una sombra que tendrá que arrastrar por el resto de su vida. Por eso, el señorito lucha por aparentar ser un gran señorito, un tipo que toma decisiones arriesgadas, un señorito que, cuando se equivoca, tiene un comodín que paga los platos rotos.
Eventualmente, el señorito alcanzará algún éxito. Escribirá en un periódico local. Tendrá su propia corte que le aplaudirá hasta el menor ademán. Pero no dejará de ser quién es, y el mundo lo recordará como lo que generalmente muestra cuando escribe, habla o actúa. Un imbécil, como muchos de los que viven por aquí.
"No hay libros morales ni inmorales. Los libros están bien o mal escritos. Sencillamente".Oscar Wild.
El señorito imbécil se levanta de su cama y se
mira al espejo todos los días. Generalmente le gusta lo que ve. Él no sabe que
es un imbécil, no a ciencia cierta, pero lo presiente. Ayer lo intuyó al verse
otra vez frente al espejo. Su hermano mayor lo estaba mirando. Él se percató de
cómo él sonrió.
El señorito imbécil tiene malos hábitos, como
todo imbécil, pero él los tiene finos. Coge la tasa como un imbécil, camina
como tal y hasta habla como uno. Tiene amigos que celebran sus imbecilidades.
Solo que ellos no se enteran de su misma condición. A veces él les hace regalos o
les juega bromas para parecer menos imbécil que ellos, pero siempre encuentran
el modo de dejarlo en evidencia.
Papá es dueño de un establecimiento donde gente
seria se anima a llegar. Mamá vive de una jugosa pensión por pasarse treinta
años enseñando a ser imbéciles a niños pequeños. Los fines de semana el
señorito imbécil cena con ellos. Suelen platicar, beber, miran un rato la tele y luego se van a dormir. Duermen todos juntos, apretujados, en un mismo colchón. El señorito imbécil duerme siempre en medio. Tiene miedo de sentirse un poco abandonado.
Cuando llegue a la universidad, el señorito aspira ser un alumno destacado, adornar la sala con medallas, diplomas, un título (como garantía de su lucha por dejar de ser él). Pero un imbécil nace y muere imbécil, y eso solo es una sombra que tendrá que arrastrar por el resto de su vida. Por eso, el señorito lucha por aparentar ser un gran señorito, un tipo que toma decisiones arriesgadas, un señorito que, cuando se equivoca, tiene un comodín que paga los platos rotos.
Eventualmente, el señorito alcanzará algún éxito. Escribirá en un periódico local. Tendrá su propia corte que le aplaudirá hasta el menor ademán. Pero no dejará de ser quién es, y el mundo lo recordará como lo que generalmente muestra cuando escribe, habla o actúa. Un imbécil, como muchos de los que viven por aquí.
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