El nuevo español que hablamos en El Salvador
Nuestro idioma nos define. Es un reflejo de nuestro ser salvadoreño. Nuestros regionalismos, sintaxis, giros verbales, voz: nuestro modo de pensar e historia está en la lengua que usamos a diario.
Me detengo a reflexionar esto porque me doy cuenta que nuestro idioma, como es natural, está cambiando, está mutanto de forma lenta y silenciosa, nuestro "voceo" que tanto nos caracteriza se va cada vez perdiendo, palabras capitales que nos identifican como salvadoreños se diluyen en el habla de las nuevas generaciones. A ninguno de mis estudiantes les he escuchado decir "chivo", "tanate", "terengo", "buzo", "puya". Eso también es normal. Las palabras se mueren y son sustituídas por otras que a su vez serán reemplazadas por otras más y así sucesivamente. Pero lo que verdaderamente me preocupa es que estas voces que se nos unen no son precisamente palabras originadas en El Salvador. La globalización y migración han hecho que los usuarios vayan absorbiendo vocablos y expresiones extranjeras (mexicanas por lo general) y que sustituyan el acento, voceo, y los vocablos distintivos de los salvadoreños.
Escuchar frases como "Tú me entendés" o "Vos me entiendes" me resulta chocante. A parte de que los verbos y pronombres no son en nada compatibles, son expresiones que se escuchan a diario y cada vez más en la radio y en la televisión. Nos pasa quizá como los Guecos o la Rana Toro que vienen de otras latitudes a competir con las especies nativas y se convierten en voraces depredadores de las mismas. Palabras que hace diez años pronunciarlas era motivo de burla (como "órale", "carnal", por mencionar algunas) ahora son frecuentemente utilizadas por muchos usuarios, y son percibidas y promovidas por los medios de comunicación y compatriotas que regresan a residir en nuestro país.
Esta es una constante en los países pobres y alienados como el nuestro, con un nivel cultural poco virtuoso, con poca educación y sin una identidad nacional fortalecida. No dudo que este fenómeno siga fortaleciéndose y que dentro de unos años el salvadoreño promedio termine diciendo "joto" en lugar de "culero", o "chavo" en lugar de "cipote", pero no puedo dejar de comentar algo que se vive a diario y me resulta tan obvio, tan evidente como una avalancha de nieve.
Lo que sí considero oportuno, y es lo que quiero rescatar en este post, es reflexionar sobre este fenómeno. Escuchar con mayor atención a nuestros locutores, a nuestros presentadores de televisión, nuestros periodistas, maestros, abogados, policías, señoras del mercado, cobradores de microbús, y a nuestros niños y jóvenes. ¿Qué palabras se nos están perdiendo?, ¿qué palabras estamos dispuestos a dejar de usar?, ¿será que para el Bicentenario hablaremos con un acento diferente?
Eso solo el tiempo lo dirá.
Comentarios
Cuidate.
Roberto.
Justamente yo me paso pensando lo mismo, ¿qué pasa con nuestra lengua?
Es una pena que la estemos perdiendo por bobadas televisivas o cosas así.
Enfin, saludos.
concuerdo totalmente con lo expuesto en la entrada. Yo no se por que razon en los medios de comunicacion las personas se ahuevan de hablar de vos. Muchos dicen que hablar de tu es para situaciones formales. Corrijo: es para gente que se ahueva de ser salvadoreña. Yo como estoy orgulloso de lo que soy, a todos mis cheros los trato de vos