Sobre Cualquier forma de morir

No he leído el libro de Rafa todavía por ya leí el fragmento en su blog y me pareció un bonito panorama de suicidios y muertes violentas.
Traigo a cuenta algo similar que percibí ayer mientras leía El Oficio de Escribir de Ramón Nieto sobre los escritores famosos que terminan sus días con escopetazos, inyecciones letales, haciéndose el harakiri o colgándose de una viga; y quiero compartirlo.

Comencemos por el autor de El Viejo y el Mar, hospitalizado por problemas de cirrosis, hipertensión y sintomatología maníaco-depresiva, consiguió un 2 de julio del 62 hacerse de la llave de la habitación donde guardaban las armas y apretar el gatillo de una escopeta de doble cañón apoyada en su frente. De igual forma Jack London a sus 40 años decidió poner fin a sus días inyectándose una sobredosis de morfina.
El poeta ruso Maiakovski se quitó la vida de un disparo al corazón en abril de 1930 (otros autores afirman que se disparó en la cabeza). La misma "diva" Virginia Woolf se lanzó de un puente con un abrigo lleno de piedras al río Ouse. Yukio Mishima se practicó el harakiri. Y Yasunari Kawabata premio Nobel del 68 se peló inhalando gas cuatro años después.

El caso del poeta alemás Heinrich von Keist fue un poco más romántico. Después de escribir algunas cartas se dirigió con su esposa a las orillas del lago Wannsee donde se encontraba hospedado. Una vez ahí Kleist de pegó un tiro a su mujer que le atravesó el corazón y acontinuación se dió otro en la boca.

Pero uno de los suicidios que me pareció más bonito fue el de Gerard de Nerval decepsionado por la muerte de su esposa se ahorcó en el callejón de la Vielle Lanterne, París. Dos días antes había dejado una nota a su tía que decía: "No me esperes esta tarde, porque la noche será negra y blanca".

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